- granuja
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Fresco y pícaro son, con granuja, de esos insultos que, más que ofender, se dicen de forma cariñosa, por lo que suelen ser niños o chicos jóvenes los receptores de estos suaves improperios. Lo que quizá no pensemos cuando oímos o usamos una palabra como granuja es que estamos haciendo referencia al grano, y, concretamente, al de la uva, dado que, en un primer momento, ya la Real Academia en la edición de 1843 de su Diccionario recoge la expresión uva granujada, que era la que había perdido el grano, quizá por estar en la parte de abajo de la cesta.Esta idea de una uva con el grano perdido empezó a extenderse al grano pequeño, al que empezó a llamarse granujo, con esa terminación en -ujo, de valor despectivo (como en el tristemente popular maruja, por ejemplo, derivado de María). El nombre hizo fortuna y, quizá de forma familiar al principio, empezó a usarse para llamar a un niño, o a un chico, especialmente cuando realizara acciones propias de adultos, como suele caracterizar a los ladronzuelos y a los chavales, que tienen que empezar a buscarse la vida antes de tiempo. A este respecto, recuérdese que se usan palabras como mocoso o monicaco para enfatizar la corta edad de un niño que no la aparenta por lo que hace. El granujo o, más exactamente, granuja (quizá pesó la idea de uva para mantener el femenino, o quizá la analogía con palabras próximas como sinvergüenza o canalla) entró así en nuestra lengua y lo hizo tan rápidamente que en la edición posterior a la citada de 1843 del Diccionario académico, la de 1884, ya podemos ver la palabra granuja con el valor de \'bribón, pícaro\', al que ya siempre asociaremos con la uva.En el libro del príncipe Lichnowski titulado Recuerdos de la Guerra Carlista (1837-1839) se afirma que se hizo dar educación militar a trescientos o cuatrocientos granujas catalanes, muchachos de diez a quince años, hijos de soldados, o huérfanos escapados de sus casas, y que seguían a los batallones carlistas. Y se añade, en explicación de la voz de granuja, esta nota: «Se llama granujas a los granos de uva que quedan en los cestos después de la vendimia; impropiamente también a las plantas y frutos caídos y echados a perder. En sentido popular se llama granuja.» guapo.
Diccionario del origen de las palabras. 2000.
